
Al parecer, la pareja contrajo matrimonio sin el consentimiento de los padres y tan sólo ante algunos amigos que ejercieron de testigos. Sin embargo, para la Corte Rabínica de Jerusalén que se recitasen los votos matrimoniales ante los amigos y el novio entregara un anillo a la novia legaliza el enlace. Cuando los padres del chico se enteraron del matrimonio, les pidieron que se divorciasen. Algo a lo que al principio la adolescente se negó, pues aseguraba que quería vivir como esposa del joven y que pensaba casarse con él de forma oficial dentro de tres años, cuando alcanzara la mayoría de edad legal. Pero el dinero lo puede todo y su idea cambió cuando la familia del novio le ofreció 10.000 shékels (casi 2.000 euros).
FUENTE: YA.COM
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