
Daniel Bennett pasó siete años recogiendo caca de un raro lagarto de Bután, de la misma familia de reptiles que el dragón de Komodo, para su tesis doctoral. Y por error, una cuadrilla de limpieza de la Universidad de Leeds arrojó los 35 kilos de deposiciones (valorados en casi 90 euros) a una incineradora.
"Llegué a mi escritorio y vi que mis cosas habían sido metidas en cajas y que además habían desaparecido mis 35 kilos de mierda", explicó ofuscado.
La investigación intentaba responder a varios interrogantes sobre la dieta, el tamaño y comportamiento de estos animales a través de los excrementos recopilados en la jungla.
FUENTE: 20 MINUTOS
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